Te busqué, encendida, entre las sombras
y me hallé en la luz prendiendo hazes.
Te llamé, perdida, entre las hojas
y me encontré en la voz de los árboles.
Te esperé en el vuelo de las horas
y me sentí eternizada en la tarde.
Te intuí en el canto de las rosas
y me vi vestida para el baile.
Te intuí en el canto de las rosas
y me vi vestida para el baile.
Y llegaste vestido de soles
con tu sombrero de lluvia y viento.
Tus huellas escribieron tu nombre
en las hojas rojizas del tiempo.
Y se abrió el paisaje en largo acorde,
prendieron tus ojos el sentimiento,
mientras tus brazos rodearon mi talle
y bailé entre mi nostalgia y tu aliento.
con tu sombrero de lluvia y viento.
Tus huellas escribieron tu nombre
en las hojas rojizas del tiempo.
Y se abrió el paisaje en largo acorde,
prendieron tus ojos el sentimiento,
mientras tus brazos rodearon mi talle
y bailé entre mi nostalgia y tu aliento.
El crepúsculo encendió tu cuerpo
y el silencio fue suspiro airoso,
que voló como paloma al cielo
en busca del sueño y el gozo.
Abrió la noche el grito y el beso,
pintó su techo de plata y oro
y dejo a la orilla de mi lecho
tu rosa rojiza, mi amado otoño.
Imágenes de Google.
Madrid 26-septiembre-2015
M. Jesús Muñoz